Ondas de Luz impregnan nuestra Madre Tierra, todo esta sometido a un proceso de re-novación y re-nacimiento planetario. Cada cierto tiempo nuestro planeta cumple un gran ciclo cósmico que corresponde al giro total de nuestro Sistema Solar alrededor de la Galaxia la Vía Láctea, ese giro tarda 26.000 años. En este momento hemos cubierto la mitad de éste ciclo que corresponde a 13000 años, momento de gran trascendencia para la humanidad y para toda la vida que habita en el Cosmos. Antiguas culturas se adelantaron a este momento, dejaron escritos, grabados, dibujos, construcciones que evocan a la humanidad un gran momento estelar profetizado por diferentes culturas y en diferentes períodos de nuestra historia. Ya los antiguos sacerdotes sobrevivientes de la Atlantida lo sabían. Cuentan que dichos sacerdotes tallaron la efinge de Egipto inmediatamente después del gran diluvio para dejar constancia a las generaciones venideras del gran ciclo cósmico que cumple la Tierra y nuestro Sistema Solar. Un ciclo que también se encuentra encriptado en el Zodíaco otro legado de los sacerdotes egipcios.
Hace dos mil años, Platón denominó a este continente perdido Atlántida y habló con admiración de su cultura y su belleza, pero la mayor parte de los arqueólogos modernos siguen considerándolo solamente una leyenda. A pesar de todas las búsquedas y exploraciones realizadas a lo largo de los años para probar su existencia, no se ha podido establecer nada concluyente, pues cuando la Atlántida desapareció bajo las olas del océano Atlántico se llevó con ella toda evidencia al fondo del mar. Edgar Cayce, el Profeta Durmiente, afirmó en los años veinte que la Atlántida volvería a surgir del océano Atlántico, cerca de Bimini, antes del año 1970, y es muy posible que así lo hiciera. En enero de ese año, la revista Life informó de que muchas islitas pequeñas procedentes del fondo oceánico, que se encuentra a más de dos kilómetros y medio de profundidad en las cercanías de Bimini, asomaron a la superficie en diciembre de 1969. Muchas de ellas volvieron a sumergirse, pero algunas siguen estando allí hoy día. ¿Era correcta la predicción de Cayce? El tiempo lo dirá.
El gran ciclo cósmico se asocia precisamente al re-nacimiento planetario, cada cierto tiempo la Madre Tierra se re-acomoda, y otros planetas también lo hacen a eso precisamente podemos llamarlo Trascendencia, corresponde a un salto cuántico previsto en la evolución del Universo. Si observamos recientes descubrimientos de los tres premios Nobel en física de éste año 2011, coinciden en afirmar que el Universo se expande de forma acelerada, quiere decir que estamos acercándonos aceleradamente a la cojunción de varios procesos simultáneos en el cosmos; primero el ciclo de 13000 años, segundo evidencias halladas en el fondo del mar que corroboran la historia de la Atlántida contada por Platón, y los cambios del clima y fenómenos atmosféricos extraordinarios como la nube de polvo en Arizona de este año que sobrepasa las expectativas científicas y responden evidentemente a un orden superior del macrocosmos.
La historia narrada por Platón indica que la Atlántida era una gran nación, pero que entró en un periodo de decadencia; su pueblo, entonces, cayó en abominables formas de corrupción y se mereció mal un terrible castigo. «En un día y una noche», la isla entera, de 560 kilómetro de anchura, fue destruida por una catástrofe de magnitud incomparablemente mayor que todas las conocidas.
La isla fue destrozada por una explosión volcánica a la que siguió un maremoto; en veinticuatro horas desapareció bajo el mar. Platón situaba ese trágico momento de la historia de la Atlántida en un periodo que hoy podemos fechar en 11000 años antes de la era cristiana.
Esto permitirla localizar la isla en algún lugar del océano Atlántico; pero esta teoría, afirman los geólogos, no puede ser correcta, porque en el lecho del Atlántico no existe ninguna masa terrestre susceptible de haber sido alguna vez la isla de Platón ¿Significa esto que Platón utilizaba datos erróneos?
O que simplemente Inventó toda la historia, como una fábula moralizadora? Todo parece indicar que la narración épica de Platón tiene sólidas apoyaturas en una realidad histórica, a pesar de que sus datos sobre cronología y geografía de la Atlántida fuesen erróneos. De cualquier manera, la isla perdida constituye un enigma que durante siglos ha intrigado a los hombres.
Éstas son algunas de ellas: Atlántico central. A lo largo del fondo marino del Atlántico norte y sur, se extiende un vasto dorsal en forma de 8, desde Islandia hasta la isla de Tristán da Cunha. Algunos sugieren que las partes más altas de esta cadena montañosa, sobre todo las de alrededor del arco de las Azores, estuvieron alguna vez por encima del nivel del mar, formando la tierra de Atlántida. América del Norte. El interés público por el reino perdido de la Atlántida si reavivó tan pronto como Cristóbal Colón regresó a Europa con sus relato!, acerca de las tierras del otro lado del océano. El filósofo inglés Francis Bacón relacionó íntimamente la leyenda y la realidad histórica en su obra La Nueva Atlántida. Por su parte, el historiador John Sevain dejó escrito: «Se puede tener que en un tiempo América formó parte de esa gran región que Platón Mié la isla Atlántida, y que los monarcas de esa isla mantenían relaciones comerciales con los pueblos de Europa y África.»
Los puentes continentales. Se han propuesto diversas teorías acerca de puentes continentales que, en tiempos remotos, pueden haber vinculado África con América del Sur, o Europa —a través de las Islas Británicas, Islandia y Orodrilandia— con América del Norte. El mar de los Sargazos. La palabra portuguesa sargoso designa a una alga flotante; esas algas constituyen, precisamente, el mar de los Sargazos. Durante mucho tiempo, los marineros creyeron que las algas cubrían bajíos; éstos podrían haber sido alguna vez la Atlántida hundida. Pero no hay bajíos debajo te los sargazos: el mar tiene allí 456 metros de profundidad media.
Las islas Scilly. Los historiadores fenicios, griegos y romanos coinciden en referirse a ciertas «islas de estaño”, situadas cerca de las costas británicas. Esas islas existen realmente, a la altura de Cornualles, y constituyen los únicos centros. Pero no tienen parentesco alguno con la exuberante isla descrita por Platón.
Sin embargo, en 1968, un veterano zoólogo y experto buzo americano, el doctor J. Manson Valentine, descubrió bajo el mar, a la altura de la costa de Bimini septentrional, una extraña estructura pétrea.El muro principal de alrededor de 600 kilómetros de longitud, estaba construido con inmensos bloques de piedra, de más de cinco metros cuadrados cada uno.
Las expediciones posteriores —y hubo muchas— apoyaron y refutaron, alternativamente, las conclusiones del doctor Valentine. Estas conclusiones, en lo fundamental, decían que la estructura pétrea era un puerto construido por el hombre. Una nueva Atlántida ha sido desechada-»
Sin embargo, las dos últimas expediciones americanas a Bimini, realizadas en 1975 y 1977, regresaron con hallazgos que inducen a conclusiones muy diferentes. A pesar de todo, el lugar más probable donde tal vez haya existido alguna vez la Atlántida, entre los numerosos sitios que se han propuesto, no está en el Caribe. En la actualidad, muchos arqueólogos creen que Platón cometió dos errores de bulto, en su descripción de la isla perdida.
Sin embargo, hoy sabemos que alrededor de esa fecha el centro de la isla de Minos de Kalliste —que se conoce actualmente como Santorín y está a mitad de camino entre Creta y Grecia continental— estalló por obra de una erupción volcánica de incalculable poder destructivo. El cráter abierto en medio de la isla fue cubierto de inmediato por el mar. Los arqueólogos excavan en la actualidad los depósitos de ceniza volcánica, de 30 metros de profundidad, que cubren lo que una vez fuera la fabulosa isla descrita por Platón.
El cráter lanzó al aire roca fundida y vomitó ceniza y piedra pómez sobre las embarcaciones hacinadas; la gente de los barcos, imposibilitada de escapar, sufrió una muerte lenta, horrible, mientras el torrente de lava ardiente crecía hacía irrespirable la atmósfera. Para algunos, la agonía terminó con la llegada de una ola gigantesca, tal vez de 60 metros de altura, que Sarrió la isla y destrozó las embarcaciones.
La enorme ola, que viajaba a más de 240 kilómetros por hora, alcanzó pronto Creta, corazón del imperio minoico; el agua arrasó todas las ciudades y aldeas a lo largo de la costa septentrional y destruyó el puerto que abastecía a la capital, Knossos. La lluvia de cenizas abarcó un área de más de 16.000 kilómetros cuadrados. Hoy, cuando figura en los mapas con el nombre de Santorín, la isla aparece dividida en fragmentos y desolada bajo una estéril capa de cenizas; en realidad, se ha convertido en un grupo de pequeñas islas: las dos principales, Thesa y Therasia, se caracterizan por sus inaccesibles acantilados, de 300 metros de altura; está” divididas por una vía de agua de doce kilómetros de ancho, qué en algunos tramos tiene 300 metros de profundidad.
El agua del mar ha cubierto la caldera, el corazón muerto del volcán, formada cuando la roca fundida se enfrió y se desplomó. Están constituidos por rocas de lava negra, y a de ellos se elevan perezosas columnas de humo: pálido pero amenazas recuerdo del cataclismo que tal vez destruyó el legendario reino de Atlántida.
La Atlántida de Platón: En el centro de la Isla (Atlántida) extendiese una llanura, reputada como la más bella y fértil de todas las llanuras. Alrededor de la colina, como medas de cano, aparecían dos anillos de tierra, rodeados de tres anillos de mar. En el centro de la colina estaba situado un santuario consagrado a Poseidón ya Cleito; rodeaba al templo un muro de oro, que estaba vedado traspasar. Todo esto producía en abundancia aquella; isla santificada, cuando aún estaba bajo el sol.
Otro templo, dedicado sólo a Poseidón, estaba hecho enteramente de plata excepto las estatuas, que eran de oro. Dos fuentes, una cálida y otra fría, proveían a la isla de ilimitadas cantidades de agua; junto a ella se habían construido cálidas termas, destinadas a los reyes y a los plebeyos, a las mujeres y a los caballos. En los anillos exteriores de tierra se asentaban los astilleros y los puertos, rodeados por un muro denso de edificios, de casas. De esta área, donde vivía una población muy numerosa, surgía un constante estrépito de voces y ruidos, durante e día tanto como durante la noche. Más allá se extendían las llanuras donde alcanzaban la perfección esas aromáticas sustancias que también hoy produce la tierra y están hechas ya de raíces, ya de hierbas de árboles, flores o frutos. Todo esto producía en abundancia aquella; isla santificada, cuando aún estaba bajo el sol. Critias y Timeo, de Platón
La confluencia de registros arqueológicos encontrados recientemente cerca de Japón y el el triángulo de las Bermudas, corresponden a fabulosas construcciones que asemejan a una ciudad y estructuras piramidales, quizás la construcción de la pirámide de Egipto sea el enlace entre esta ciudad antigua sumergida bajo el mar y los que actualmente habitamos el planeta. Lo cierto es que volvemos historicamente hablando al punto omeg del gran ciclo cósmico, que corresponde a tres engranajes perfectamente alineados con el centro de la galaxia, el Sol de Alcyone y el Cinturon de fotones. Así como el Universo se expande la consciencia planetaria de un gran ciclo cósmico pronto a iniciar sugiere también que los seres humanos estamos en este momento expuestos a diferentes alteraciones macroambientales de todo tipo que de alguna forma están condicinando nuestro cuerpo, mente y alma para un salto cuántico sin precedente en la historia, esto considerando que el registro más reciente con que contamos muchos lo consideran simplemente una leyenda, es el caso de la Atlántida. Sn embargo, otros pensamos que ya la Madre Tierra ha transitado estos ciclos cósmicos transformandose y acoplandose para renacer y trascender conjuntamente con toda la vida en el planeta.
Los Mayas también dejaron códigos ocultos en sus calendarios y cultura sincronizado con el gran ciclo cósmico y es que sus grabados tienen un efecto en el inconsciente colectivo de la humanidad. Algunos historiadores coinciden en señalar que los Mayas provienen de sobrevivientes de la Atlántida. Los Mayas sincronizadores galácticos nos legaron un sistema complejo, el Tzolkin un calendario basado en el movimiento de la luna, ella con sus cuatro fases de 7 días de duración cada una conforman un movimiento armónico de 28 días por luna, lo que hace un total de 13 lunas por año o 364 días de rotación de la tierra en su órbita, dejando un día llamado día fuera del tiempo o día verde, que es el salto a una octava superior una vez por año pues los sistemas galácticos tienen su movimiento en forma helicoidal y no circular.
Este calendario o sincronizador galáctico es siempre eterno y su forma o plantilla es una estructura armónica que representa el tiempo natural, utilizando este calendario acompañamos a la naturaleza en su flujo evolutivo y ella nos acompaña a nosotros.
Respetando este flujo de energía accedemos a la ley del mínimo esfuerzo, que significa con el menor uso de energía obtener el mayor resultado. Los mayas siempre se fijaban en el movimiento de la luna nunca iban a sembrar en un tiempo donde se debía cosechar, siempre se fijaban las características de cada luna para saber que hacer.
El calendario gregoriano es un instrumento totalmente desincronizado, pues su uso contempla una plantilla de 12 meses, con meses de 31, 30, 29, 28, días cada uno, donde ponen un movimiento lunar de 28 días en una plantilla de 30, mezclando parte de dos lunas en un mes, aparte que cada día no tiene mayor sentido, puesto que si no es una fecha importante para nosotros su uso es estrictamente comercial, para los humanos la única y gran fuerza que mueve el uso del calendario gregoriano, es ver cuando cobro, si cobre estoy esperando que termine el mes para cobrar de vuelta o cuando es mi cumpleaños o alguna fecha importante para mi, o cuando me voy de vacaciones.
El calendario gregoriano una plantilla irregular que distorsiona el tiempo quedándose solamente en la tercera dimensión, atrapados por el ego, en una energía 12/60, 12 meses con horas de 60 minutos solamente para trabajar y ser productivo, esto solamente nos desincronizan con el tiempo y el ser multidimensional que somos nosotros y nuestro querido planeta.
El renacimiento planetario esta en marcha, nos acercamos al punto omega de un gran ciclo cósmico, las señales están activas, cambios en nuestro planeta lo observamos diariamente, la facilidad que otorga la internet nos permite estar conectados y al día con lo que ocurre minuto a minuto, tenemos en nuestro ADN los códigos activados para comprender este proceso ascencional universal, para esto debemos dejar fluir nuestra intuición y conectarnos a nuestro Corazón. Los seres humanos tenemos un rol importante en este renacimiento planetario, pues somos parte del Universo y para trascender necesitamos aportar nuestro esfuerzo consciente conectado a nuestra Madre Tierra. De esto continuaré redactando la próxima semana....abrazos cuánticos del Corazón!!!
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