Junio inicia con gran manifestación energética, el Cosmos en su hermosa danza cíclica apertura éste mes con eventos únicos en su ocurrencia, cíclicos en su trascendencia, y dirigidas a la máxima expresión de evolución intergaláctica prevista por los antiguos habitantes de nuestra amada Madre Tierra. Es así, que el Sol responde con grandes eyecciones solares, registrándose el día 4 de junio una potente eyección solar.
La sincronicidad de los eventos celestes y el aumento de actividad solar es significativa. El día 5 de junio con una Luna Llena a 15º de la Constelación de Géminis conjuga un eclipse parcial, mientras que el Sol a 15º de la Constelación de Sagitario conforma el equilibrio perfecto de los elementos asociados a ambas constelaciones: aire y fuego, siendo estos eventos grandes señales cósmicas de procesos de máxima generación de energía cósmica que tienen su impacto en nuestro planeta y en toda la vida que alberga.
Lo interesante es que a las pocas horas de producirse el eclipse lunar, Venus transita frente al Sol, un evento que solo ocurre en pares de 8 años y cada 125 años su ciclo. El inicio de Venus en transito frente al Sol ocurrió el 8 de junio de 2004, ocho años después vuelve a colocarse entre la Madre Tierra y el Sol en el mismo punto inicial. Lo más llamativo de dicho transito, es la extraordinaria estrella de cinco puntas que ha completado desde 2004 hasta 2012.
La astronomía primitiva estuvo estrechamente relacionada con aspectos
mágicos, mitológicos e ideas religiosas y filosóficas. La existencia de una
indudable relación entre algunos fenómenos astronómicos y el desarrollo de la
vida en la Tierra, fundamentaría probablemente una primera idea acerca de la
unidad de la naturaleza, singularizando sucesos como los eclipses y la presencia
de los que tendrían un significado excepcional. Es comprensible que se imputara
a los objetos celestes la posibilidad de condicionar el destino de los hombres y
que, consecuentemente, ello diera lugar a verdaderos cultos a los astros. Así
por ejemplo, los caldeos tenían siete divinidades: El Sol, la Luna y los cinco
planetas observables a simple vista. Los babilonios adoraban al Sol, y también
los egipcios bajo el nombre de Ra. Estos últimos atribuían dos identidades a
Venus y consideraban la Vía Láctea como el Nilo celeste.
La estrella de cinco puntas de Venus fue
conocida por los antiguos asirios. Según Ronnie Dreyer , la estrella de cinco puntas era el símbolo
cuneiforme para la Estrella de la Mañana y la
Estrella de la Tarde, y se convirtió en sinónimo de la
diosa Ishtar. Posteriormente, cuando el dios Marduk
(Júpiter) reemplazó mayoritariamente a Ishtar como primera
deidad, fue asociado con el símbolo de la estrella de cinco
puntas.
Ahora mismo (y en cualquier momento) el planeta Venus está en un punto
del cielo (espacial) y de su órbita en el que estuvo hace 8 años
terrestres (8 órbitas de la Tierra), pues a cada 365 días (año
terrestre) lógicamente Venus no está en el mismo punto de su órbita,
pero sí cada 8 años terrestres, aunque ligeramente más adelante que 8
años antes.
Eso significa que desde la Tierra, en los últimos 112 años cada 8 años
(14 ciclos octogonales), habríamos visto a Venus en las proximidades de
las Pléyades, acercándose a la vez que "aminorando", desde el 3 de abril de
2012 termina de "frenar" y a partir de entonces da un cambio de
dirección y empieza a alejarse en dirección contraria. Es la apariencia que percibimos desde la Tierra, un punto de vista desde el
que tenemos una visión subjetiva que nos lleva a juzgar la realidad
como "azarosa, desordenada y caprichosa", pero si vemos esa misma
realidad desde fuera de la Tierra comprendemos que es una dinámica
ordenada, lógica y previsible. La última vez que desde la Tierra se vio a
Venus ante las Pléyades en un inicio/fin de ciclo octogonal fue en el
año 84, de modo que hasta el 2012 han transcurrido 1928 años, que son
241 ciclos octogonales de Venus.
El comienzo del ciclo fue la vez anterior en que Venus estaba en esa
línea Tierra/Pléyades tangente a la órbita de Venus y desde tierra se le
veía a la altura de las Pléyades. Entonces, en la mente de la humanidad
romanizada corría el año 837 de Roma (año 84 d.C., es decir, año 84
desde el momento establecido como inicio de la era cristiana). En ese
año el Imperio romano alcanzó su máxima extensión (2 años antes de una
visita del cometa Halley). Después, en el año 188 cruzó el meridiano del
Sol, por encima.
En el año 476, el planeta Venus llegó a
la eclíptica (la Mediana de la Astro Pista) coincidiendo con la caída del
Imperio de Roma, a cuyo ideal de amor divino los romanos llamaban
"Venus". En esos momentos, el planeta Venus "se hundía", como en un
ocaso, en el "horizonte" (eclíptica de la Tierra) mientras Roma
Occidental caía, acontecimiento que es considerado por los historiadores
modernos como el final de la brillante Edad Antigua, final marcado por
sucesos previos como un devastador terremoto en Creta que afectó a la
ciudad que por entonces era el centro del saber, Alejandría, en el año
365, el expolio de la Biblioteca de Alejandría en 391 o la muerte de
Hipatia en el 416. 60 años después, la caída del Imperio romano de
Occidente, y a partir de entonces el "no-nacimiento" (ab-orto)
de una humanidad cultivada y una vuelta de la humanidad europea a la
ignorancia (involución) durante 10 siglos (1 milenio) que duraría la
llamada "Edad Media" (hasta 1492).
El año 1.492, el
planeta Venus alcanzaría el otro punto en el que su órbita intersecta
con el plano de la órbita de la Tierra. Viendo desde la Tierra,
habríamos visto a Venus de nuevo en la Mediana de la Astro Pista.
Nuevamente una relación del ciclo de Venus con el
inicio de la Edad Media (476) y final de la Edad Media (1492) e inicio
del Renacimiento europeo con la "salida" de Venus por
el "horizonte" de la eclíptica o Mediana.
Es decir que entre los dos
cruces de Venus por la Mediana van 1000 años ó 1 milenio (1000 órbitas
de la Tierra) que es lo que duró la Edad Media mientras cada 8 años
(ciclo octogonal) Venus aparecía en el nodo inferior de su órbita, de
modo que durante esos 1000 años, Venus realizó 125 ciclos octogonales.
En el año
cristiano 2012, Venus alcanza de nuevo el punto de su órbita al que es
tangente la línea Tierra/Pléyades (o, visto desde la Tierra, aparece en
el meridiano de las Pléyades) donde había estado 1928 años antes, en el
año 84.
El tiempo es producto del movimiento. De hecho, a la medida del movimiento
le hemos dado la categoría de “tiempo”. Pero es sólo una abstracción,
el tiempo no existe, lo que existe es el movimiento. Por ello, del
movimiento de la Tierra sobre su propio eje, del movimiento de la Tierra
en torno al Sol y del movimiento del Sistema Solar en torno al grupo de
estrellas que llamamos Pléyades y del movimiento del planeta Venus en
tono al Sol.
El eclipse de Luna llena y el transito de Venus corresponde a la ascensión de energía femenina, por ser ambas luminarias regentes de Cáncer y Libra, ambas Constelaciones asociadas a la Madre Tierra y la Justicia Divina, la comunión del Macrocosmos y el Microcosmos en armonía perfecta. Tres eventos evocan la antigua ley egipcia; tres veces tres. Es una forma mística y muy antigua de nombrar a Dios por uno de sus
nombres sagrados, es un simbolismo fuerte bajo la hipótesis que la
divinidad se compone de tres aspectos conocidos por todos: padre, hijo,
espíritu santo; o voluntad, sabiduría y amor. Pero más allá de estos
aspectos se repiten a su vez en sus propios 3 aspectos superiores
llegando a conformar el legendario ouroboros, el dragón o serpiente que
muerde sus propia cola, el infinito, sin principio ni final.
Asistimos a un momento cósmico; el ciclo de todos los ciclos ya que los planetas, estrellas, constelaciones y galaxias adquieren una posición privilegiada en el Cosmos como preparándose para un evento singular que cada 26 mil millones de años ocurre. En la observación del cielo, las antiguas civilizaciones construyeron ciudades, codex y calendarios que representaban el Macrocosmos y daba sentido a su existir, miles de años después la humanidad se enfrenta sin darse cuenta, a la máxima expansión del Multiverso y de su Consciencia como raza para re-integrarse a la frecuencia galáctica. Este evento, no es de un día para otro, es un proceso que nos llevará años asimilar y evidenciar en nuestra propia frecuencia de existencia. Lo que si está muy claro, es que conducimos un cambio de paradigma, ahora en nuestro subconsciente, en nuestro ADN, como esa estrella de cinco puntas el Ser Humano recibe ahora la más extraordinaria Realineación energética de todos los tiempos. Abrazos de Corazón mis apreciados lectores, recibamos con profundo Amor y Respeto las señales de Dios Padre Madre Creación, algo que he aprendido de compartir con Isabel de la Fuente, extraordinaria escritora, canalizadora, mujer mágica que vibra con Madre Tierra. Sus canalizaciones adquieren significado poderoso en este hermoso amanecer galáctico de la Era de Acuarius.
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