Estamos presenciando una intensa actividad solar como erupciones, eyecciones, filamentos y hasta tornados solares. El científico y biofísico alemán Dieter Broers ha explicado que las erupciones solares pueden influenciar todas las respuestas psico-fisiológicas (mental-emotivo-físico), y por lo tanto nuestro comportamiento, porque también actúan sobre el sistema nervioso central y sobre todas las actividades del cerebro.
Son diferentes los científicos que declaran que las alteraciones del campo magnético de la Tierra provocadas por las tempestades solares pueden alterar nuestra percepción de la realidad, a empezar de la cognición de tiempo y espacio. Antes de 1905, año en que Einstein publicó su teoría de la relatividad especial, la gente creía (y muchos siguen creyendo) que el espacio y el tiempo eran como Isaac Newton lo había demostrado en el siglo 17. El espacio era estático e inmutable, un marco en donde se desarrollaba el gran drama cósmico. El tiempo era un misterio.
El Espacio y Tiempo Absolutos de Newton eran referenciales de lugar y de instante para cualquier cuerpo. Con la Relatividad Especial, el límite de la velocidad de la luz (Postulado) originó nuevas concepciones en la geo-metría (medida de espacio) y en la crono-metría (medida de tiempo), es decir, en la métrica de la espacialidad y de la temporalidad. La Teoría de la Relatividad Especial no modificó los referenciales de lugares y de tiempo (el Espacio y Tiempo Absolutos newtonianos) en tanto que estructura soporte donde ocurre el movimiento de los cuerpos. Sólo afectó a las medidas de reglas y relojes en movimiento uniforme (no acelerado).
En la Relatividad Especial, materia y energía son equivalentes y transmutables la una en la otra y viceversa. Esto constituyó una revolución intelectual incalculable: el ser (la cosa) aristotélico ya no era radicalmente existente; pues la máxima: “donde no hay, no puede aparecer ser” fue puesta en cuestión. Los aceleradores de partículas se han encargado de dar la razón a Einstein al obtenerse experimentalmente pares de partículas-antipartículas a partir de energía. De igual forma, la propiedad newtoniana cantidad de materia o masa inercial se tambaleó; de propiedad caracterizadora de un cuerpo pasó a ser una mera propiedad dependiente del movimiento. La masa inercial se transformó también en un concepto relativo, los cuerpos que viajan rápidamente aumentan, sorprendentemente, de masa (o energía).
Los cambios en la Tierra están a su vez fuertemente influenciados por los cambios en el Sol. El incremento de la actividad solar ha sido espectacular en los últimos años. Las tormentas solares se han disparado en intensidad y en número, hasta tal punto que son responsables de algunos de los movimientos internos del planeta que están causando desastres naturales (otros, personalmente, sigo creyendo que son provocados, pero eso es opinión para otra entrada otro día).
Lo graciosos es que si hay menos tormentas solares que deconstumbre, los rayos cosmicos del centro de la glaxia nos afentaran más en la tierra, esto significa mas tormentas electricas y truenos y relampagos, lluvias y tornados. Toda la actividad atmosferica y cosmica es es un reflejo de nuestra cuerpo y mente, y viceversa claro…
ADN y fotones: Luz de la evolución: la Conciencia Solar
La energía vital solar genera frecuencias y la energía de la luz traen a nuestro planeta son captados por el ADN. El ADN tiene entre sus funciones decodificar esta información es decir, evolucionar, según lleguen las directrices evolutivas desde el Sol. A medida que el código de la información nos llega, se van produciendo cambios paulatinos en nosotros. El “despertar” o expansión de la conciencia es la respuesta a la nueva energía que llega desde el sistema solar, y es un proceso que no tiene marcha atrás, una vez que lo has decidido, ya que la libre voluntad es la que inicia este proceso de transformación. Hacer que sea consciente esta evolución es despertar, y deja de ser inconsciente y al ser consciente pasas el horizonte de sucesos de nuestro centro individual de energía o nucleo de la singularidad electromagnetica del corazón.
Los científicos rusos están seguros que dentro de las estrellas podría haber agujeros de gusano que se conectan a partes distantes del universo, atajos que literalmente curvan el espacio-tiempo. Como si el centro de una estrella fuera un portal espacial, atravesando ese vórtice nuclear(esos ojos de luz) hacia lugares remotos que de otra forma –bajo el rigor de la física clásica- difícilmente se podrían salvar en distancia.
Los agujeros de gusano son una especie de atajos que conectan partes distantes del universo, que existen teóricamente ofreciendo soluciones matemáticas estables a las ecuaciones de la relatividad, de forma similar a los agujeros negros (los cuales también se ha teorizado contienen agujeros de gusano).
Esto ya lo explicó el gran Nassim Haramein en su famosa conferencia del 2003. Todo son agujeros negros y blancos. Todo sucede a escala fractal. En los planetas hay también portales: son como los enlaces de hipertexto de internet.
En el centro de cada cosa está la singularidad. Incluso en la cavidad que hay en el centro de nuestro corazón hay un hueco que podría albergar nuestra singularidad, hacia el infinito.
Y cada límite es un horizonte de sucesos: átomos, células, piel, campo electromagnético…
Actividad Solar Luminosa detectada por la “cyberesfera”, es una parte de nuestra vida en la era industrial que nos sirve para explorar el espacio exterior del cosmos y darnos cuenta de que es nuestro interior. Nosotros sentimos la energía del sol, solo hay que afinar los sentidos interiores.
Lo que estamos observando en el espacio exterior es también nuestra estructura interna de energía.
La consciencia solar es libre de ego y es el foco de la transformación de la realidad física.
Pierre Teilhard de Chardin fue un jesuita francés, antropólogo y científico, que en su momento entró en conflicto con la Iglesia Católica, debido a sus ideas originales, novedosas y provocativas. Algunos lo criticaron por presentar una peligrosa cercanía con el panteísmo.
Teilhard trató de combinar la fe católica con la ciencia más avanzada. Él afirma que de la materia surgió la vida y posteriormente la vida evolucionó hasta la aparición de la conciencia y con el surgimiento del hombre, la conciencia auto reflexiva.
En la mesa se habló del principio antrópico, según el cual este universo parecería hecho para nosotros; pero ¿podemos pensar realmente que el mismo fue diseñado para nosotros? Teilhard intenta en su obra conciliar el proceso ciego de la evolución de la materia con la creencia católica en la intervención divina en el universo.
Teilhard de Chardin nos dice que la vida es expansiva y, una vez alcanzada la conciencia, ésta también lo es. Por esta razón, estamos actualmente observando la creación de la noosfera, una esfera de conciencia que esta englobando el planeta.
La ciencia actual ha encontrado que el universo nació hace unos 13,700 millones de años, en el llamado Big Bang. El jesuita Teilhard nos lleva con sus ideas hasta el final, a lo que él llama punto Omega en el que el universo entero estará unido y pleno de conciencia. Parecería que para él, en la encarnación de Jesús se encuentra el punto medio entre el alfa y el omega.
Todo cuanto existe se transforma constantemente, evoluciona. El Universo entero, nos dice Teilhard, se halla sujeto a un devenir. La vida tiene un sentido. Nacemos, crecemos y morimos en el seno de una corriente cósmica que nos arrastra irreversiblemente hacia el Espíritu, hacia estados de más conciencia y más libertad.
La Evolución es la expresión visible en el espacio-tiempo de una síntesis creadora, eterna y continua. Crear no es sacar algo de la nada. Crear es organizar, sintetizar, hacer brotar de elementos simples algo nuevo y más complejo. La Evolución no es creadora; es la Creación la que es evolutiva. La Creación se realiza al unir. La unión verdadera no se obtiene más que al crear.
Para comprender la hipótesis de la Unión Creadora, es necesario que imaginemos al Todo como un conjunto orgánico de estructura esférica.
En el centro, un Núcleo de energía muy especial (energía radial, psíquica, Espíritu)... una dimensión trascendente de Ser, personal y conciente, cuya razón de existir consiste en crear, unir, atraer hacia sí lo que esta disperso. Este Centro Absoluto de Unidad y Perfección es el Dios de Teilhard de Chardin, el Punto Omega, que no sólo es causa de la realidad, sino sentido de esa realidad.
En las antípodas de este Centro, su campo de fuerza (su radiación, su reflejo) se hace más y más difuso, hasta que se “pulveriza” y forma alrededor del Núcleo un círculo de energía diferente (energía física, tangencial, material). Por hallarse fuera de la Unidad del Ser, en el extremo opuesto, Teilhard le da el nombre de lo Múltiple, la Pluralidad, el No-Ser.
Sin embargo, entre Espíritu y Materia, entre lo Uno y lo Múltiple, entre el Centro y su Circunferencia, no hay antinomia alguna.
Espíritu y Materia son dos facetas distintas, dos sentidos de la misma Realidad.
Todo esta hecho de Espíritu-Materia: este es el tejido bifaz del Universo. El Espíritu da cohesión, consistencia y movimiento a la Materia; es energía radial, centro, interior de las cosas, esencia , conciencia. La Materia proporciona el cuerpo, la forma, la envoltura, la cápsula; es energía tangencial, circunferencia, exterior de las cosas, complejidad. En sí mismo, lo Múltiple es incapaz de agruparse, de progresar en el Ser; su propiedad es la de la dispersión, el no-movimiento, la no-acción.
La Materia es principio de desagregación, el Espíritu, principio de unión, de acción. No hay unión sin Espíritu, ni Espíritu sin unión.
La nada, entendida como ausencia total de energía, no existe. Desde siempre ha existido esta energía material que no se crea, ni se destruye, pero que sí es transformable, unificable.
Para atraer hacia Él lo disperso y poder unificarlo, redimirlo, Omega encarnó su potencia creadora en lo Múltiple, en un acto de Creación-Encarnación-Redención.
La materia primitiva sufrió cambios. De un caos inicial de radiación térmica indiferenciada surgieron los primeros corpúsculos elementales: electrones, protones, neutrones, que formaron átomos. Se liberaron enormes cantidades de hidrógeno, cuyos átomos de unieron para formar helio y todos los demás elementos que hoy conocemos. La evolución giró en un torbellino de estrellas y galaxias.
Este habría sido el origen del Universo, de la Cosmogénesis, hace aproximadamente 10 ó 12 billones de años. Este es el principio de la Unión Creadora y del Tiempo, entendido no sólo como duración, sino como tendencia, como realidad orgánica y convergente. Desde nuestro punto de vista y a partir de nuestra realidad existencial, este movimiento de centración y convergencia es considerado en un plano ascendente, adopta una forma cónica cuyo vértice es Omega.
Para Teilhard de Chardin, la síntesis evolutiva tiene un pulso, un ritmo de desarrollo dialéctico. La primera fase es de divergencia (surgimiento y expansión de una multiplicidad de elementos), la segunda, de convergencia (selección y unificación de los elementos), y la tercera, de emergencia (el salto cualitativo, la aparición de lo totalmente nuevo cuando se llega a un punto crítico de desarrollo).
Este ritmo, que se repite continuamente, es observable a cualquier nivel del plano existencial; cósmico, biológico, psíquico, social, familiar o personal.
En este momento, la humanidad se prepara para un salto cuántico sin precedentes en nuestros registros históricos. Hemos completado un ciclo, el ciclo de todos los ciclos con la vuelta de nuestro Sistema Solar a la Vía Láctea. Cada 26 mil millones de años llegamos al punto Omega, el Omega de todos los tiempos, o del tiempo espacio. Un proceso a la par del Universo percibe nuestro Espíritu volvemos a la fuente original y nos fusionamos con la expansión del Universo. Nuestro Sol acelera este proceso impregnando nuestra Magnetósfera de rayos cósmicos que comunican a nuestro ADN el despertar de codex dormidos por largo tiempo. La Luz ilumina nuetro presente y futuro de forma magistral. Estaré comentando sobre este tema en el próximo artículo para la semana entrante. Abrazos del Corazón mis amados lectores cuánticos.
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